una moneda de oro por placer
Viernes 9:00 AM era la hora a la que ella saldría hacía mi casa. Me levanté temprano, hice algo de limpieza y comencé a ducharme. La había visto en una página donde los clientes evalúan los servicios de las prostitutas que contratan. En su perfil, adicional de sus datos personales, tenía varias fotos verificadas por la página y anteriores clientes. Tenía una foto de sus pies en primer plano, una foto de rodillas y espaldas donde el ángulo hace énfasis en su nalga y en sus pies, una foto acostada de lado sobre su cama desnuda de cuerpo completo con una máscara puesta y dependiendo del anuncio que ella esté mostrando, una última foto de ella de cuerpo completo frente a un espejo mostrando su rostro y su cuerpo desnudo. “Tengo muchos servicios adicionales que puedes tomar, pero todo con preservativo” decía el título del anuncio, con un “NO ANAL, NADA AL NATURAL, NO INSISTAS” en mayúsculas al final.
“Voy a llegar tarde, está lloviendo y apenas voy a salir”, es el mensaje que me llega. La había contactado la semana anterior con el fin de concretar un servicio un sábado en la noche, pero me tuvo que cancelar. No fue tan malo, por las molestias causadas me envió un video de ella desnuda masturbándose y me dijo que si tomaba un servicio en un futuro con ella, me iba a dar un buen descuento. Tuvimos conversaciones cortas a lo largo de la semana siguiente, en las cuales ella no paraba de enfatizar lo animada que estaba de finalmente conocerme. Yo se que ella lo dice porque tiene que ser así, coqueta, se sentía bien la sensación de hablar con alguien nuevo, que quería pasar tiempo conmigo.
No me dormí, sólo me perdí en mis pensamientos mientras miraba al techo acostado al lado de la ventana. No se en qué estaba pensando, sólo se que volví a mí cuando la escucho preguntar por mí en portería y comienza a sonar mi celular. Bajé a indicarle donde parquear la moto. Tenía puestos Un buso GAP y una sudadera Nike, ambos negros, con unos tenis New Balance verde militar con gris. Me pareció raro al principio, pero tenía aretes, cadena y un anillo, todo de oro. No fue hasta que subimos a mi apartamento y me comenzó a hablar sobre su creencia en la oportunidad dorada que todo tuvo sentido para mí. Objetos mágicos eran ellos, tenían un significado más profundo, eran la respuesta a un profundo deseo.
“Que casa más bonita tienes”, me dice, “Yo no tengo planeado estar en esto toda mi vida, la idea es estar dos años y ya estoy en mi segundo año.”, “tienes algún plan para el futuro,” le pregunto, “Estoy ahorrando lo más que puedo, sólo se que quiero tener mi propia empresa, no quiero volver a ser empleada de nadie.”, me responde. Mira la sala de mi casa mientras se quita los zapatos. Hay algo de admirar en una persona que tiene la habilidad de comprometerse por completo en sus aspiraciones, algo de celebrar en los frutos de su arduo trabajo. Mientras compartimos nuestras historias por un rato, pude notar que ella comenzó a mirar su celular y aquel transitorio momento encantado en el que no puedo hacer más que contemplar la estética de los sueños, terminar.
“Es hora de que me respondas unas preguntas, antes de que comencemos a tener sexo” Me dijo. No había terminado de superar la incomodidad que me causo esa afirmación y ella ya estaba en ropa interior esperándome a mí y a mis respuestas para comenzar. “Tienes algún fetiche en particular?, Te gusta que te hagan algo antes del sexo?, Qué te gusta hacerle a la mujer antes del sexo?, si el sexo es bueno, tienes problema con que hagamos unos videos?”. Mis respuestas fueron muy insípidas la verdad, estoy seguro que no generé nada adicional a lástima, pero no importa, ella me puede tener toda la lástima que quiera.
Todo salió bien al final, no puedo decir que no hay algo de dolor al ser íntimo con una persona para la cuál no soy alguien más en una larga lista de clientes y falsos pretendientes. Al darme un último dulce beso y verla partir, no puedo parar de pensar. El dolor de mi pasado ha matado todas las cosas sagradas en las que creía, inclusive el amor, y en la sombra del mismo, nada es real. Entonces tengo miedo, de que aunque tenga las cosas que quiero en aquel futuro dorado que me espera, por las cosas que perdí, nunca experimentaré verdadera felicidad. Y porque ella me entiende, como nadie me entiende, nunca habrá amor entre nosotros, ya que no hay acción o emoción que elimine el mal que ella ha experimentado. No nos queda más que luchar para despertar de esta pesadilla, sólo para volverla a vivir una y otra vez.
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